Este nuevo fármaco puede convertirse en el segundo tratamiento por excelencia contra el cáncer de vejiga, ya que, aunque no sea ni quimioterapia, ni radioterapia, ni inmunoterapia, ataca alteraciones genéticas determinadas.

Investigadores del Grupo de investigación en terapia molecular del cáncer del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas han probado con éxito un nuevo fármaco que combate los cánceres de vejiga metastásicos que no responden a los tratamientos habituales.

El ensayo ha demostrado que el uso de TAK-228, un inhibidor de la proteína mTORC1/2 (presente habitualmente en los tumores) es capaz de detener la progresión de la enfermedad. Concretamente, el tratamiento ha funcionado en 4 de los 7 pacientes que han participado.

La función de esta proteína es esencial en el desarrollo y diseminación de los tumores. Su efectividad ha sido analizada en líneas celulares de cáncer de vejiga cultivadas in vitro e implantadas en ratones, además de trabajar con tejido fresco de tumores de pacientes.

Además, los resultados del ensayo, publicado en “Molecular Cancer Research”, no solo han demostrado los resultados positivos del fármaco, sino que también se ven reforzados cuando se combinan con otros tratamientos.

A su vez, se ha descubierto que es más efectivo en un subgrupo de tumores con unas características específicas, con alteraciones genéticas que pueden ser utilizadas como dianas terapéuticas. “El hecho de descubrir que este inhibidor de mTORC1/2 cuenta con un mecanismo de acción nuevo abre unas expectativas más allá de lo que se esperaba”, sostiene Joaquim Bellmunt, autor principal del estudio.