Hablamos de un procedimiento mínimamente invasivo que elimina los síntomas del tracto urinario inferior de varones con una próstata pequeña o mediana. En cualquier caso, no se prevé que desbanque a grandes tratamientos como el láser de Holmio, láser verde o sistema Rezum. 

Por suerte, hoy en día encontramos tratamientos para la Hiperplasia Benigna de Próstata que funcionan realmente bien y que no resultan nada aparatosos para el paciente. Una eficacia total, un alta rápida y un posoperatorio cómodo. Son tres requisitos que busca todo aquel que presenta esta dolencia y quiere ponerle fin. 

Con anterioridad, ya hemos hablado de tres de nuestros grandes tratamientos: láser verde, láser de Holmio y sistema Rezum. Tres magníficas opciones. Ahora, acabamos de recibir una gran noticia: la empresa médica israelí Medi-Tate ha obtenido grandes resultados en un nuevo método denominado iTind.

Un procedimiento mínimamente invasivo que consiste en la colocación de un dilatador temporal en el conducto o que elimina los síntomas del tracto urinario inferior de varones con una próstata pequeña o mediana. 

Imagen de la próstata nada más introducir el dilatador

El estudio ha establecido que los pacientes que se han sometido al tratamiento han disminuido considerablemente sus síntomas y han mejorado sus parámetros funcionales y cualitativos en un espacio de 2 años. Asimismo, se ha demostrado que la eyaculación y las funciones sexuales no se han visto afectadas tras la intervención. 

iTind requiere de sedación, la intervención dura aproximadamente 10 minutos y el alta hospitalaria se produce cuando han desaparecido los efectos de la anestesia, en unas dos horas. Tras el procedimiento no es necesaria la colocación de un catéter vesical, pero sí hay que mantener iTind durante 7 días para conseguir que la dilatación sea permanente. iTind se retira una semana después de la colocación, sin necesidad de quirófano.

Imagen de la próstata transcurridos cinco días desde la introducción del dilatador

Otros tratamientos ya conocidos 

Fotovaporización con láser verde (indicada en próstatas de tamaño medio)

Está considerado como el avance más importante de los últimos 25 años en el tratamiento de la Hiperplasia Benigna de Próstata y comenzó a utilizarse en personas en 1998. 

Se introduce un resector (pequeño tubo) a través de la uretra que, una vez alcanza la glándula prostática, transmite energía láser de alta potencia que vaporiza el tejido prostático sobrante de manera efectiva. De manera simultánea, fotocoagula los vasos sanguíneos, algo que disminuye considerablemente la posibilidad de sangrado.

Los estudios recogen que el 99% de los tratados están satisfechos con la operación. Al acabar el procedimiento suele dejarse una sonda vesical que se retira aproximadamente a las 12 horas y el paciente se marcha a casa, con una estancia hospitalaria de unas 24-48 horas. En 3 o 4 días ya puede reanudar su rutina.

Láser de Holmio (indicado en próstatas de tamaño grande)

Al igual que la fotovaporización con láser verde, el tratamiento con láser de Holmio es mínimamente invasivo. 

A través de la uretra se introduce un resectoscopio con una cámara, luz, sistema de lavado para el sangrado y un mecanismo para introducir la fibra láser.

Mediante este aparato, y para aliviar los síntomas de la HBP, se extirpa el adenoma -zona central de la próstata que rodea y comprime la uretra-, preservando, de esta manera, la cápsula del órgano, es decir, la periferia.

Una vez ha sido intervenido, se queda ingresado con sonda vesical entre 24 y 48 horas. Tras retirar la sonda, la micción vuelve a ser absolutamente normal. 

Sistema Rezum, adiós a los efectos secundarios de los fármacos

Se ha convertido en el método intermedio por excelencia entre los fármacos y la cirugía, a pesar de que requiera de una mínima intervención. Y lo mejor: evita los efectos secundarios -disfunción eréctil, retroeyaculación- que sí pueden producir los tratamientos farmacológicos y que merman la vida sexual del paciente.

El procedimiento no se extiende más allá de los 10 minutos y consiste en la introducción de un sistema óptico por la uretra del paciente que cuenta con un dispositivo que genera vapor de agua caliente. Una vez se alcanza la glándula prostática, el aparato libera altas dosis de energía térmica que destruyen el tejido prostático sobrante que obstruía las vías urinarias. 

Hablamos de un tratamiento ambulatorio, es decir, que el paciente se puede marchar a casa en cuanto ha finalizado la intervención. Eso sí, con sonda, que se retirará a los 3-7 días.